En una venta de garage cacé un kilomanómetro Alemán de la marca Pedo ( en serio che.. ).
Ni en pedo lo pude arreglar: al desarmarlo vi que el sistema de activación estaba bloqueado.
Sopesé la incidencia del impacto en mi microeconomía de la pérdida de un dólar en este coso.
Y decidí ir a lo mas sano: volar con la imaginación.
Mi marido debe estarse preguntando dónde va a parar toda la silicona que compra para reparar las juntas de las ventanas... Ustedes adivinaron: la silicona es el componente aglutinador de las piezas relojeras puestas en lugar del mecanismo del cuenta kilómetros manual.
¿ Qué quedó del simpático Pedo ? Un Pedus Limbus.
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